LOS LLANGANATES
Se localiza en la zona central del territorio ecuatoriano, en las provincias de Cotopaxi, Tungurahua, Napo y Pastaza. Aproximadamente el 90 % del PNLL lo comparten las provincias de Tungurahua y Napo.
Extensión
La Parque comprende 219.707 hectáreas y fue creado el 19 de marzo de 1.996
Clima
Registra temperaturas de acuerdo a la altitud, entre los 3º y 24º C.
LEYENDA
Este lugar está marcado por la leyenda del tesoro inca oculto en sus
montañas y por las varias expediciones perdidas en su busca.
Es por ello que desde la época de la Colonia, personas aventureras y expedicionarios han ido a buscar el mítico tesoro.
Es por ello que desde la época de la Colonia, personas aventureras y expedicionarios han ido a buscar el mítico tesoro.
La leyenda de El tesoro de Atahualpa
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Objetos de estos preciosos metales comenzaron
a llegar a Cajamarca (donde se encontraba Atahualpa cautivo) en caravanas de
indígenas que venían de diferentes partes; sin embargo, debido a la grandeza
del imperio Inca, la entrega del codiciado rescate demoraba.
Corría el rumor entre los captores de que el
ejército del General Rumiñahui se acercaba para matar a Francisco Pizarro y los
demás conquistadores, a quemar todo y liberar a Atahualpa.
A tanto llegó el temor que, ocho meses después
de la captura, el Inca fue asesinado. Se conoce que Pizarro se llevó la mayor
parte del botín recaudado, pero no se sabe a ciencia cierta qué sucedió con el
resto del rescate prometido, con las caravanas de oro y plata que iban en
camino hacia Cajamarca. Al parecer, Rumiñahui pudo ocultar el rescate.
Tras la muerte de Atahualpa, Pizarro se
dirigió hacia el Cuzco y Sebastián de Benalcázar y se encontró con una ciudad
saqueada e incendiada. Después de ocuparla, siguió el rastro de Rumiñahui que,
según cuentan las crónicas, se encontraba en las peñas de los altos de Píllaro,
cerca de los Llanganates.
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Finalmente lo capturaron y lo quemaron en la
plaza principal de Quito, pero no lograron conocer en dónde se encontraba
escondido el tesoro. Hasta ahora no se sabe qué ocurrió con el tesoro de
Rumiñahui, pese a las continuas expediciones que se han realizado
“…Las 219.707 hectáreas que tiene el
parque nacional Llanganates siempre están cubiertas por un velo de misterio que
se remonta a la época de la Conquista española en América.
Juan Chicaiza, de 73 años y morador de
la parroquia San José de Poaló, aún recuerda la historia del tesoro escondido
de Atahualpa.
“Mi bisabuelo siempre nos contaba cuando
el general Rumiñahui decidió ir a los Llanganates a esconder el oro. Nadie sabe
dónde está, nadie”, manifestó.
La historia nace en la Conquista
española. En 1532, cuando Atahualpa es secuestrado en Cajamarca, él ofreció
pagar un cuarto lleno de oro para recuperar su libertad.
El encargado de recopilar el metal fue
Rumiñahui, quien pagó parte del rescate y al enterarse de la muerte del
caudillo inca, escondió el resto.
Chicaiza no recuerda esos detalles de la
historia, solo lo que su bisabuelo le contó.
“Nos dijo que los indígenas, en esa
época, desviaron el río Milín para aprovechar las aguas y sembrar. Cuando
Rumiñahui llegó con el oro, ocultó a las mujeres en las casas y destruyó la
represa para inundar el camino y así evitar que los españoles cruzaran”, dijo.
Los moradores de San José de Poaló
aseguraron que la cumbre más alta tiene 4.571 metros sobre el nivel del mar
(msnm), donde existe un cráter que está lleno de agua y es allí donde está el
tesoro.
La cordillera era una de las vías de
comunicación y comercio más antiguas y estratégicas que existieron entre las
hoyas interandinas y la Amazonia, como lo demuestran los hallazgos
arqueológicos.
El nombre Llanganates proviene de la voz
quichua llanganati o cerro hermoso. Los antiguos habitantes la bautizaron así
por la apariencia de las cumbres cuando el sol de la tarde las ilumina.
Miguel Álvarez, también morador de San
José de Poaló, dijo que fracasaron todas las expediciones que intentaron hallar
el oro de Atahualpa, oculto en los Llanganates.
“Por acá llegaron estadounidenses,
franceses, italianos y todo tipo de extranjeros, pero no lograron el objetivo”,
expresó.
Sin embargo, Edwin Cortez, alcalde de
Píllaro, aseguró que hace 30 años una expedición de estadounidenses llevó
enormes cajas vacías a los Llanganates.
“Nadie sabe con qué regresaron, si eran
plantas, animales o el tesoro de Atahualpa, es un misterio”, expresó.
Álvarez no conocía de esa versión, a
pesar que todas las excursiones siempre salieron de San José de Poaló….”
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